Thrawn: Treason —o Thrawn: Traición, seguramente, para cuando sea traducido— llegó a nosotros hace poco más de una semana.
Siendo la tercera entrega de la afamada serie escrita por Timothy Zahn, Thrawn: Treason tenía una alargada sombra a la que hacer justicia. Tarea en la que, si bien el libro no ha fracasado, tampoco es que haya excedido y superado las expectativas de esta escritora.
Antes de proseguir, quiero decir que el libro es bueno. Zahn no decepciona, sabe como mantener el ritmo e interés de la trama. Tanto en la introducción de nuevos personajes como en la ejecución de los nuevos no tengo nada menos que darle que un diez.
Si te gusta el Gran Almirante, su compañero Eli Vanto o los Chiss y su cultura, la compra de este libro —o audiolibro, como es el caso de una servidora— debería estar asegurada. Como dije antes, este es un buen libro, pero tiene sus peros.
Así pues, vamos a entrar en materia. SPOILERS más adelante para Star Wars: Rebels Season 3, Star Wars: Rebels Season 4, Thrawn, Thrawn: Alliances y Thrawn: Treason.
Star Wars: Rebels Season 3, una nueva esperanza
Aún recuerdo aquella Star Wars Celebration de 2016. Por esa época me encontraba roleando en un foro Pokémon, hacía un calor del copón y me había comprado una 2DS junto al Pokémon Y. Las obras en la terraza de casa al fin habían acabado y al fin teníamos la piscina funcionando.
Me encontraba viendo el stream de Ari, Zyralynn y Jeshua para panel de Star Wars Rebels cuando apareció el trailer de la temporada. Parecía algo que sucedía a cocción lenta, construyendo poco a poco el momento hasta la revelación que, aún tras tantos años, sigue sacándome una lagrimita.
Thrawn al fin había llegado al canon. Mucha gente me contactó al enterarse, y eso no es que fuera raro. Yo detesto Rebels, lo considero un producto mediocre que en ocasiones ha brillado para, segundos después, desaprovechar ese brillo por cualquier tontería. Juré más o menos en la época en la que salió Episodio 7 que no me vería lo que tenía pendiente de la serie —que sería la mitad final de Season 1 y toda la Season 2— hasta que no metieran a Thrawn. Por sorpresa para mí, me tocó comerme mis palabras.
La representación del personaje no decepcionó ni por un solo momento. Siempre que aparecía se comía la escena. A todos los efectos parecía perfecto e ideal. Lars Mikkelsen interpretó, a mi parecer —y tan solo superado por Mark Thompson en los audiolibros de la trilogía—, el personaje a la perfección.
Incluso el final de temporada —con el que tengo ciertos problemas— me pareció ideal. Thrawn es imbatible. Tan solo se le puede derrotar si desconoce las variables, la fuerza —y por relación, el Bendu— es una de ellas. No digo que me gustara la ejecución —y a mi parecer Filoni abusó de ese truco en la siguiente temporada—, pero quedé satisfecha con la temporada.
Thrawn, la esperada precuela
No solo se anunció el regreso de Thrawn en aquel panel de Star Wars: Rebels, si no también un libro para el siguiente año. En él se nos prometió que se explicaría el pasado del personaje, como llegó a la privilegiada posición de Gran Almirante Imperial y, ante todo, se nos daría información de psique y pensamientos.
El libro —audiolibro en mi caso— cumplió con creces en la tarea. Superó toda expectativa que tuviera sobre él y, hasta el día de hoy, está en el Top1 de mis libros favoritos de Star Wars —tanto del canon como de Legends—. Eso es algo natural, Mitth’raw’nuruodo y su raza, los Chiss, siempre han sido mis elementos favoritos de la saga, asimismo, el punto de vista en primera persona junto al contexto de la misma —la carrera de un oficial Imperial— dan una perspectiva única del Imperio y su funcionamiento que es, cuanto menos, fascinante.
Esa historia —junto a los capítulos, eclipsados por el Gran Almirante pero excelentes igual, de Arihnda Pryce— es una que recomiendo a cualquiera que se interese en la saga y, más concretamente, en los años previos a la Guerra Civil Galáctica.
Hay que destacar que hasta las fases finales de la novela, la historia del Gran Almirante no dista mucho de la que conocemos de Legends: Chiss exiliado que debe ganarse el respeto de un Imperio xenófobo a la vez que busca llegar a lo más alto para, así, luchar a un enemigo que hasta ahora desconocemos. Todo eso cambió en los últimos capítulos de la novela, justo en la escena en que Mitth’raw’nuruodo se sienta a hablar con Nightswan —el antagonista del libro— durante una pequeña paz antes de lo que —según pasaría— iba a ser una masacre.
Thrawn no fue exiliado de su pueblo. Fue mandado a propósito al espacio Imperial para estudiar al Imperio y tomar una decisión: Ayudar a que fuera un aliado de los Chiss o, por lo contrario, debilitarlo para ser una presa más fácil para ese misterioso enemigo. Dada la situación, aparentemente decidió el primer caso.
Thrawn: Alliances, una decente sidequest
Tras un año de espera —y unos meses después de Star Wars: Rebels Season 4— al fin llegó la secuela al libro anterior. Una novela que prometía revelarnos más sobre el misterioso enemigo al que luchan los Chiss y, sobretodo, como Thrawn y Anakin Skywalker se conocieron, intercalando ambas tramas con la subtrama de como Vader y el Gran Almirante llegaron a aceptarse y, eventualmente, verse como aliados.
La novela, excelentemente escrita por Zahn, no me decepcionó. Huelga decir que para mí, escuchándola apenas meses después del final de Star Wars: Rebels, no es que tuviera muchas expectativas. Fue divertida, interesante y, en ocasiones, reveladora. Pero empezó a mostrar un patrón que más tarde se seguiría con Thrawn: Treason y se confirmó apenas hace unas semanas que, de veras, resulta frustrante.
Sin embargo, limitándose a la novela, debo decir que las interacciones entre los personajes, la ampliación de otros que fueron meramente menciones en la anterior, así como la presentación de los Grysk como la misteriosa amenaza —aunque yo, sinceramente, apostaba por una reintroducción de los Vong, que era a lo que apuntaba todo— son pequeñas migajas que, finalmente, hicieron que mereciera la pena el recorrido.
Thrawn: Treason, el patrón es desvelado
Como dije al inicio, Thrawn: Treason es una buena novela. Un must para todo fan del Gran Almirante y ante todo una buena historia que expande lo ya conocido respecto al personaje y, aún más importante, los Chiss.
Pero ya, no hace más. Tan solo eso.
No le quitaré méritos a Zahn en como crea un personaje que representa todo lo que es Krennic sin ser él, como describe batallas espaciales alucinantes o como, aún creyendo que está todo inventado para Thrawn, sigue innovando con escenarios en los que queda claro su intelecto dejando en ridículo a, incluso, otro Gran Almirante.
Sin embargo…
Star Wars: Rebels Season 4, partida y regreso
No me gusta esta serie y eso es algo que admito. Me parece una pobre continuación a The Clone Wars que trata los temas que más odio de la saga: Jedi y Mandalorianos —de hecho, tengo mi particular odio a Sabine y Ezra, a los cuales detesto con todo mi corazón—. Yo en esta temporada esperaba sangre y muertes, que todas las cabezas del elenco protagonista rodaran una por una ante la mano del Gran Almirante.
No tuve lo que quería.
Thrawn en esta temporada estuvo mayormente ausente, relegando en la Gobernadora Pryce como villana recurrente ¿El motivo? Los sucesos de Thrawn: Treason. En un conflicto de financiación entre la Estrella de la Muerte —o Proyecto Stardust— y el Proyecto Defender, Thrawn debe ausentarse del sistema Lothal para defender su nuevo caza.
Ya lo dije: Pryce no es un mal personaje, y su desarrollo en esta temporada —aunque infantil— fue acorde al personaje. La muerte de Kanan, excelente, maravillosa y necesaria. Después de eso, todo fue de mal en peor.
Tras un par de capítulos que introdujeron el viaje a través del tiempo en el canon —algo de lo que aún no sé qué pensar— llegamos al final de temporada. La célula de Lothal busca recuperar su planeta y, para ello, realizan un plan.
Thrawn llega en el momento en el que los protagonistas han logrado su objetivo y, cómo debería ser la situación, en cuestión de segundos gira la tortilla y gana la batalla. Ese «Are you quite finished?» que le dijo a Ezra sigue pareciéndome de las mejores escenas de la serie.
Sin embargo, en el momento que la victoria está asegurada, Filoni volvió a jugar la misma carta que en la temporada anterior: lo desconocido para Thrawn será su derrota. En este caso, a manos de los Purrgils.
Aquello, sobretodo tras el epílogo de final feliz, me dejó el peor sabor de boca que podría haberme dado la serie.
Dave Filoni, la correa que lo sujeta todo
En contra de lo que pueda parecer por el hate que tengan estas palabras, Dave Filoni es alguien a quien respeto mucho. Fue el pupilo de George Lucas en los tiempos de The Clone Wars y, con Rebels, buscó seguir y cerrar tramas que, con su anterior proyecto, quedaron cerradas. Eso es algo que hizo excelentemente.
Sin embargo, en el caso particular de Thrawn —y como anunciamos en WookieeNews hace unos días— es él quien tiene el control creativo de Thrawn, no Timothy Zahn.
Quizás eso a primera vista no parezca tan mal. Filoni es alguien con la mano metida en muchos proyectos de la saga, el que el decida dónde y cuándo aparece el personaje multiplican las posibilidades de, algún día, verlo en otros medios.
Sin embargo ese beneficio tiene una doble cara, y es que Timothy Zahn no puede hacer lo que quiera con el personaje que creó. Cierto, el no tiene los derechos, son de Disney y estos pueden hacer lo que quieran con ellos. Pero estoy ya cansada de dos novelas que, tanto en el gran esquema de la trama de la saga, como en lo personal del personaje, han sido completamente irrelevantes.
Me gusta el personaje, me gusta lo escrito sobre él y me apasionan las historias que se pueden contar con el.
Tan solo me da lástima como lo desaprovechan.