Obi-Wan Kenobi es uno de los personajes más importantes de Star Wars y su historia se ha ido desarrollando progresivamente a lo largo de los años. El Imperio Contraataca nos dio a entender que fue aprendiz del maestro Yoda durante su juventud. No obstante, como es costumbre en Star Wars, esto solo resultó ser verdad desde cierto punto de vista. Fue con la llegada de las precuelas cuando por fin conocimos a su verdadero maestro, el carismático Qui-Gon Jinn.
En La Amenaza Fantasma pudimos ver como Obi-Wan y Qui-Gon compartían un vínculo inquebrantable. Sin embargo, el camino que ambos recorrieron para lograr tal grado de compenetración fue largo, y ni mucho menos estuvo exento de dificultades. La novela Maestro y aprendiz, escrita por Claudia Gray y traducida por Gema Bonnín, nos mostró una visión más amplia de las dificultades por la que ambos pasaron durante sus primeros años juntos. Muy probablemente esta relación se vuelva a retomar en la novela Star Wars: Padawan, la cual se publicará el próximo mes de julio.
Para la fecha de la publicación de este artículo solo quedan unos días para el estreno de la esperada serie Obi-Wan Kenobi. Por tanto, nos encontramos en un momento ideal para repasar uno de los aspectos más importantes en la vida del Maestro Jedi. En La Venganza de los Sith ya se nos dejó en claro que, en cierto modo, Kenobi estuvo en contacto con su maestro durante su exilio. De hecho, uno de los relatos de la novela Desde otro punto de vista, de cuyos sucesos hablaremos en el apartado final, aborda este aspecto en mayor profundidad. ¿Veremos a Qui-Gon Jinn haciendo una breve aparición en la serie? En unas semanas conoceremos la respuesta…
Orígenes
Antes de profundizar en el camino que compartieron Qui-Gon y Obi-Wan como maestro y aprendiz es necesario repasar brevemente el origen de ambos personajes. Durante su juventud, Qui-Gon Jinn fue el aprendiz de Dooku, uno de los maestros más sabios y a la vez más controvertidos de la Orden Jedi. Ambos formaron un fuerte vínculo durante sus primeros meses juntos, y esta relación sirvió para moldear en gran medida al Jedi en el que Jinn se acabaría convirtiendo. De igual forma que su maestro, Qui-Gon terminaría forjándose un carácter independiente al modelo de la orden.
Otro rasgo que caracterizaba a Qui-Gon fue su peculiar visión sobre la naturaleza de la fuerza y el papel de la Orden Jedi. Jinn consideraba que los Jedi debían centrarse en descubrir los misterios de la Fuerza y abrirse completamente a su voluntad a fin de comprenderla. En su lugar, se habían convertido en guerreros controlados por el senado y se habían vuelto arrogantes en su entendimiento de la Fuerza, considerando su visión dogmática como la única válida. Esta postura le condujo a discutir con el consejo en incontables ocasiones.
Por su parte, Obi-Wan Kenobi entró a la Orden Jedi a los 3 años de edad. Si algo caracterizó al joven Kenobi durante sus primeros años en el templo, eso era su rebeldía. Dicha actitud llegó incluso a desesperar a sus profesores del Clan Kybuck, quienes pensaban que nunca se convertiría en Jedi. Esto le pasó factura cuando se convirtió en Padawan, dado que ningún maestro quería hacerse cargo de su entrenamiento. Sin embargo, cuando Obi-Wan cumplió los 13 años Yoda decidió asignarlo bajo la tutela de Qui-Gon Jinn. De esta forma, al estar a cargo de uno de los Jedi más rebeldes de la orden, Kenobi solo podría rebelarse a su maestro convirtiéndose en un Jedi perfecto.
El inicio del camino
Los primeros años como maestro y aprendiz estuvieron llenos de malentendidos, discusiones y cambios de humor. Las misiones se complicaban por su falta de comunicación, y los viajes juntos se bañaban en la incomodidad del silencio. Qui-Gon, quien se enfrentaba a su primera experiencia como tutor, no podía evitar comparar la relación con su aprendiz con la que mantuvo con Dooku. La tensión constante le preocupaba, y se sentía culpable por la falta de química con su aprendiz. De hecho, llegó a pensar que Obi-Wan se merecía un maestro que le entendiese mejor.
Por otro lado, Obi-Wan no acababa de comprender del todo los métodos de su maestro. Muchas de sus dudas se las transmitía, pero sus respuestas ambiguas no le dejaban satisfecho. Durante sus estancias en el templo a menudo le enviaba estudiar textos de culturas antiguas u holocrones con información relativa a las antiguas profecías Jedi, una fascinación que su maestro heredó de su aprendizaje con Dooku. Obi-Wan nunca llegó a entender esta fascinación de su maestro y no soportaba llevar a cabo este trabajo que consideraba aburrido y de poca utilidad. Además, al haberse convertido en un Jedi fiel a las normas, a menudo reprochaba a su maestro sus métodos poco fieles al estilo Jedi, así como su falta de fe en la palabra del consejo.
Los antiguos místicos Jedi intentaban mirar al futuro, pero estaban anclados en su propio tiempo, como todos. Solo podían predecir el futuro a través del prisma de su propia experiencia. Así que, al estudiar sus palabras, sus advertencias, aprendemos más de su forma de ser que lo que podría enseñarnos cualquier holograma histórico. Y al preguntarnos cómo interpretamos nosotros esas profecías, descubrimos nuestros propios temores, esperanzas y limitaciones.
Qui-Gon Jinn
Una de sus misiones más importantes de sus primeros años tuvo lugar durante la Guerra Civil Mandaloriana. En ella, maestro y aprendiz pasaron un año protegiendo a la duquesa Satine Kryze de los ataques de los mandalorianos tradicionalistas, liderados en secreto por Pre Vizsla. Según relató Kenobi años después, él, su maestro y Satine tuvieron que huir del acecho constante de los cazarrecompensas que fueron enviados a asesinar a la duquesa. Durante el tiempo que pasaron en Mandalore, Obi-Wan y Satine vivieron un corto romance que le hizo replantearse al Padawan su futuro como Jedi. Sin embargo, cuando el conflicto llegó a su fin, los dos Jedi abandonaron el planeta y Kenobi decidió mantenerse fiel al Código Jedi.
Cabe destacar que Qui-Gon era consciente de los profundos sentimientos que desarrolló su aprendiz por la duquesa, aunque en ningún momento se interpuso en su relación. Tal y como él mismo apuntó en La Senda Jedi, la compasión y el amor son engendrados por la fuerza viva y, por lo tanto, no creía que estos sentimientos tuvieran que ser rechazados de la forma en la que lo percibe el Código Jedi.
Una oferta que lo cambió todo
Cuando cumplieron 4 años juntos, Jinn y Kenobi vivieron momentos de apuros en Teth, donde investigaban el bloqueo de los Hutt sobre las vías de suministro en el Borde Exterior. Durante esta misión se pudo palpar la tensión y la falta de química entre maestro y aprendiz. Al regresar a Coruscant, Qui-Gon recibió una oferta para unirse al Consejo Jedi. Sabiendo lo importante que iba a ser esta decisión en su camino como Jedi, el maestro prefirió tomarse un tiempo para meditarlo antes de aceptar su asiento, con lo cual prefirió no comentarle nada a su Padawan hasta que su decisión fuese definitiva.
Qui-Gon no tuvo tiempo para meditar debido a que enseguida recibió la misión de mediar en un conflicto local en Pijal. Su presencia en la misión fue requerida específicamente por el regente del planeta, el polémico Jedi Rael Averross, con quien Jinn guardaba una fuerte amistad desde sus tiempos como Padawan.
Cuando maestro y aprendiz asistieron a la oficina de la canciller para recibir los detalles de la misión, la gobernante felicitó a Qui-Gon por la oferta del consejo. Esto le sentó como un jarro de agua fría al joven Obi-Wan, quien se sintió traicionado sabiendo que esto pondría fin a su relación como maestro y Padawan. ¿Tan mal aprendiz había sido que su maestro ni siquiera le había anunciado el fin de su relación en primera persona? Frustrado, abandonó la reunión y decidió canalizar su ira entrenando con su sable de luz en el templo.
Horas después, sintiendo una gran culpabilidad al haberle fallado a su Padawan, Qui-Gon fue a buscar a Obi-Wan al templo. En ese momento el joven aprendiz descargó toda su rabia contra él, convencido de que su maestro no había hecho más que limitar su progresión como Jedi. Kenobi usó como ejemplo de ello el entrenamiento con sable de luz, pues su tutor llevaba años instruyéndole en la forma I de combate, la más básica, sin dejarle aprender otros estilos. Jinn insistía en que había un propósito detrás de esa enseñanza, pero Obi-Wan no era capaz de averiguarlo. El verdadero objetivo de su maestro era que la dominase por completo antes de avanzar a su futuro estilo personal ya que, si dominaba la forma precursora, sería casi invencible.
Pijal ¿La última misión?
El viaje de ida a Pijal estuvo marcado por la tensión acumulada y el silencio. Allí, los Jedi debían lidiar con La Oposición, un supuesto grupo terrorista con base en la luna. Esta organización al parecer había realizado atentados contra instituciones gubernamentales en pos de retrasar la coronación de la princesa Fanry, quien una vez reina debía ser la encargada de firmar un tratado con la compañía Czerka que abriría el acceso a una nueva ruta comercial. Qui-Gon desde un principio se mostró escéptico acerca del conflicto, especialmente tras ver la verdadera influencia de Czerka sobre el gobierno planetario y como esta empresa había extendido la esclavitud a lo largo del planeta.
En la luna, las dudas de Qui-Gon se confirmaron cuando ambos Jedi fueron atacados por los Guardias de negro, el verdadero grupo terrorista que sembraba el caos en Pijal. Curiosamente fueron salvados in extremis por La Oposición, la cual realmente era un grupo de protesta pacífico y había sido inculpada por los verdaderos culpables de los atentados.
Tras este contacto, Qui-Gon tuvo una visión la cual le reveló que durante la ceremonia de coronación se produciría un atentado que terminaría con un gran derramamiento de sangre. Esto y las evidencias de corrupción que rodeaban la firma del tratado incitaron al Maestro Jedi a rechazar su participación en la ceremonia de coronación. Debido a ello Obi-Wan, pensando que su maestro se estaba dejando guiar por su obsesión por las profecías y decidido a cumplir con su misión, se puso en contacto con el Consejo Jedi, el cual decidió nombrarle representante de la república para que pudiese firmar el tratado.
Qui-Gon se sintió traicionado y decepcionado debido a las consecuencias que la decisión de su Padawan podía traer sobre el futuro de Pijal. Sin embargo, lo que más le preocupaba era que Obi-Wan, como representante de la república, podría ser visto como un objetivo durante el atentado.
Pese a ello, maestro y aprendiz se centraron en su misión de encontrar a los verdaderos terroristas y así intentar cambiar los acontecimientos. Se infiltraron en una de las instalaciones de Czerka y fueron atacados por los Guardias de negro. Durante la batalla Rahra, una ladrona de Joyas que les estaba ayudando en su misión, fue reconocida por los droides de la empresa como una antigua esclava de la compañía y fue capturada. Qui-Gon y Obi-Wan diseñaron juntos un plan para su rescate, algo que les permitió recuperar la confianza perdida por los sucesos del tratado. De hecho, Jinn se dio cuenta de que, al desobedecerle, Obi-Wan había sido fiel a sus instintos, algo en lo que le había insistido desde que se conocieron. Por primera vez, maestro y aprendiz empezaban a entenderse.
Un nuevo comienzo
El día de la coronación las visiones de Qui-Gon se hicieron realidad y la ceremonia estuvo manchada por la sangre. Sin embargo, su visión no ocurrió de la forma en la que la había interpretado. La joven princesa de Pijal dio un golpe de estado en plena ceremonia para evitar la firma del tratado, el cual iba a reducir el poder de la monarquía. Fanry apuñaló al sacerdote que conducía la ceremonia y amenazó con acabar con la vida de Obi-Wan. El capitán de la guardia real, quien se reveló que formaba parte de los guardias de negro, abrió fuego y protegió a la princesa ante la reacción de Qui-Gon y Averross. Sin embargo, antes de ser ejecutado, Kenobi atravesó con su sable de luz al capitán.
El sable del Padawan había sido manipulado anteriormente por la princesa en un intento de evitar que se entrometiera en sus planes. Para ello cambió su cristal kyber por un cristal kholem de forma que Obi-Wan no notase su sabotaje. La hoja de estos cristales no es tan potente como la del kyber, pero le permitió atravesar el escudo, hecho del mismo material, que protegía al capitán. Ante lo sucedido, el resto de la guardia real evacuó a Fanry y huyeron del estrado.
Tras la ceremonia, la reina y sus guardias tomaron su nave con el objetivo de destruir la nave de Czerka en la órbita de Pijal y los Jedi la siguieron para evitarlo. Qui-Gon y Averross establecieron una comunicación con ella para intentar hacerla entrar en razón y darle tiempo a Kenobi para liberar a los esclavos de la compañía. Pese a sus esfuerzos, los Jedi no lograron convencerla y esta ordenó abrir fuego contra la nave, lo cual hubiera supuesto la muerte de todo el personal a bordo. Lo que no esperaba Fanry era que su mano derecha, horrorizada ante su crueldad, apuntase su blaster obligándola a rendirse a los Jedi.
Por otro lado, en la nave de Czerka hubo un levantamiento de los esclavos. Czerka rechazó la liberación exigida por los Jedi y activó sus droides de seguridad para intentar sofocar la rebelión. Afortunadamente, Obi-Wan consiguió abrirse paso hasta el puente para detenerla, logrando cumplir con el plan que había ideado junto a su maestro.
En consecuencia de lo sucedido se firmó un nuevo tratado para la instauración del corredor hiperespacial. La monarquía fue eliminada, los acuerdos con Czerka cancelados, y la esclavitud, abolida. Qui-Gon acabó rechazando la oferta del Consejo Jedi, de esa forma podría dedicar un tiempo a estudiar la Fuerza en profundidad y continuar con el entrenamiento de Obi-Wan. Lo ocurrido en los últimos días permitió que, por primera vez, maestro y aprendiz pudieran entenderse el uno al otro. Todas las dificultades superadas durante su viaje, no hicieron si no reforzar el vínculo entre ambos. Su relación empezaba una nueva etapa.
La crisis del maestro
Posteriormente Obi-Wan y Qui-Gon fueron enviados al planeta Bri’n para resolver una disputa entre los nativos y el Clan del Metal. Los habitantes de este mundo se caracterizaban por su ferviente culto por la vida vegetal y su rechazo por la tecnología. Ante la llegada de los invasores, quienes pretendían arrasar sus bosques, la Sacerdotisa Th’er pidió ayuda a los Jedi. Las negociaciones no resultaron fructíferas, y ante la superioridad numérica del enemigo, el maestro decidió evacuar a la líder y ponerla a salvo en Coruscant. Th’er, quien no quería abandonar sus bosques, acusó a los Jedi de cobardía. Según ella, los Jedi fama de ser grandes guerreros.
Las palabras de la sacerdotisa condujeron al Maestro Jedi a replantearse el papel de la orden. Para la gran mayoría de la galaxia los Jedi eran vistos como soldados al servicio de la República, algo que precisamente se acentuaría años más tarde con la llegada de las Guerras Clon. Esto era, sin embargo, todo lo contrario al propósito original de los Jedi. Lo más preocupante para Qui-Gon era que este entendimiento se había extendido incluso hasta las profundidades de la misma orden, lo cual denotaba una pérdida de visión.
Abriendo un paréntesis, esta tendencia de la orden es algo que se puede apreciar claramente a lo largo de su historia. Si os habéis sumergido en la época de la Alta República, habréis notado que el papel de los Jedi en dicha época se parece mucho a la visión de la orden que tiene Qui-Gon Jinn. Los Jedi son mucho más cercanos a aquello que tantas veces hemos oído a lo largo de los años, son guardianes de la paz. Además vemos a una orden mucho más flexible y heterogénea, en la cual podemos encontrar visiones muy distintas acerca del entendimiento de la fuerza. En opinión de Jinn, estas costumbres se dejaron claramente de lado.
La centralización de la orden en Coruscant es uno de los motivos que ha conducido a este cambio de visión. Volviendo a la Alta República, en dicha época podemos encontrar a una Orden Jedi mucho más dispersa por la galaxia, presentando varios puestos de avanzada en distintos planetas que favorecieron la descentralización de la orden. De hecho, la puesta en marcha de la Baliza Starlight tenía como objetivo expandir el alcance de los Jedi al Borde Exterior. En sus últimos años la orden se caracterizó por su pasividad, actuando solo en asuntos que afectasen directamente a los intereses de la República. Es decir, se convirtieron en un brazo armado del senado dejando de lado el bienestar del resto de ciudadanos del resto de la galaxia. Precisamente este fue el detonante para que Dooku, el maestro de Qui-Gon, terminase abandonando la orden.
Regresemos al tema del artículo. Tras expresar estas inquietudes ante Yoda, Qui-Gon se abrió profundamente a la Fuerza y escuchó su voluntad. La Fuerza le guio hasta un mundo no anotado en los mapas galácticos. En una zona con una poderosa conexión en el lado oscuro recibió una visión mediante la cual aprendió la importancia del equilibrio en la fuerza. En dicho planeta, luz y oscuridad coexistían en armonía sin necesidad de entrar en conflicto entre ellas.
De esta forma llegó a la conclusión que los Jedi necesitaban mantener una cierta flexibilidad en su entendimiento de la fuerza dado que, si se decidían combatir el lado oscuro, este no haría más que cegarlos y ganar poder sobre ellos. En su lugar debían aprender a aceptarlo y a vivir con él en armonía. Esta es una visión que Jinn trató de inculcarle a su Padawan.
Lecciones del día de la vida
En algún momento después de la misión a Pijal, maestro y aprendiz viajaron a Kashyyyk para asistir al Día de la vida. En dicha festividad, los Wookiees ensalzan los pilares fundamentales de su cultura: la armonía entre familias, entre tribus y con el mundo que les rodea. Es decir, el Día de la vida es una celebración de la Fuerza en sí misma. Con su presencia, Qui-Gon quería mostrarle a su aprendiz que la Fuerza va mucho más allá de la conexión que los Jedi guardan con ella.
–Ortodoxo, como siempre.
+Quizás. ¿Pero si todos nos ciñésemos a las mismas enseñanzas, como íbamos a aprender algo nuevo?
Obi-Wan y Qui-Gon
La celebración fue interrumpida cuando unos cazadores Trandoshanos irrumpieron en busca de nuevas presas para sus siniestras partidas de caza. Pese a sus esfuerzos por proteger a los Wookiees, el amplio número de enemigos superó los recursos de los Jedi hasta el punto de que incluso el propio Qui-Gon acabó siendo capturado.
Inspirado por las lecciones de su maestro, Obi-Wan diseñó un plan de rescate junto a los Wookiees que permanecían libres. El Padawan se presentó ante los Trandoshanos ofreciendo su rendición a cambio de la liberación de los prisioneros. Obviamente sabía que los cazadores no iban a acceder a su petición; se trataba meramente de una maniobra para distraer la atención de los enemigos mientras empleaba la Fuerza para liberar a su maestro. A la liberación del Jedi se le sumó la entrada en escena de cientos de Wookiees decididos a liberar a sus compañeros. Al verse ampliamente superados en grupo, los enemigos se vieron forzados a emprender la huida.
El Elegido y la invasión de Naboo
Varios años después Qui-Gon y Obi-Wan fueron enviados a Naboo para negociar el fin del bloqueo planetario impuesto por la Federación de Comercio. Ambos se dieron cuenta de las verdaderas intenciones de los Neimoidianos cuando fueron atacados por su ejército justo tras entrar en la nave de control de droides. Por suerte, maestro y aprendiz se las ingeniaron para huir de la nave en un transporte enviado al planeta para iniciar la invasión.
Una vez en Naboo los Jedi, con la ayuda del Gungan Jar Jar Binks, consiguieron rescatar a la Reina Amidala y a su corte de de las garras del ejército droide y huyeron del planeta con rumbo a Coruscant. Sin embargo, la nave de la reina fue dañada durante la huida y tuvieron que detenerse en Tatooine. Allí Qui-Gon recibió la ayuda de Anakin Skywalker, un esclavo de 10 años cuyo asombroso potencial en la Fuerza impresionó logró impresionar al maestro. Convencido la importancia del chico, Jinn negoció su libertad para poder entrenarlo como Jedi. No obstante, las cosas se empezaron a torcer cuando ya se disponían a salir de Tatooine cuando el Lord Sith Darth Maul atacó a Qui-Gon por sorpresa.
Convencido de que el niño podía ser El Elegido, Qui-Gon llevó a Anakin ante el Consejo Jedi. Sin embargo, el consejo decidió que Skywalker no debía ser entrenado; el apego por su madre y el creciente miedo en su interior podían conducirle por el camino del reverso tenebroso de la Fuerza. Decidido a desafiar al consejo una vez más, Jinn afirmó que entrenaría al niño con el permiso del consejo o sin él. Tras el encuentro, Qui-Gon, Obi-Wan y Anakin escoltaron a Amidala de vuelta a Naboo.
En un principio Kenobi no compartió la decisión de su maestro y le recomendó que, por una vez, aceptara la decisión del consejo. De hecho, el Padawan sentía que Jinn le había desechado abruptamente al tomar a Anakin como aprendiz. Ya en Naboo, se disculpó por su comportamiento y le agradeció a su maestro la confianza que había depositado en él al afirmar ante el consejo que ya estaba listo para ser ascendido a caballero.
El regreso de los Sith
En el planeta, la reina acordó una tregua con los Gungan y les solicitó ayuda para poner fin a la invasión. Los nativos se enfrentaron al ejército droide en las llanuras, creando una distracción para que los Jedi, la reina y sus guardias pudiesen entrar el palacio, capturar al Virrey Gunray y alcanzar los cazas para destruir la nave de control de droides. Sin embargo, en el hangar del palacio les estaba esperando un Darth Maul ansioso por saciar su odio contra los Jedi.
Durante el combate, maestro y aprendiz lucharon como uno solo e hicieron retroceder a su rival por todo el palacio, alcanzando un grado de compenetración máxima como fruto de sus 12 años de entrenamiento. Lamentablemente, tras ser haber sido dejado temporalmente fuera de combate, Obi-Wan tuvo que observar impotente como su maestro sucumbía ante el odio del Sith. Qui-Gon Jinn, su maestro y amigo, caía herido de muerte tras una estocada en el estómago.
#AsuntosJediWN Obi-Wan Kenobi acabó forjando un fuerte vínculo con su maestro, Qui-Gon Jinn, aunque les costó conectar en un principio. La muerte de Jinn ante Maul causó un gran impacto en Kenobi y decidió cambiar su forma de combate del Ataru al Soresu, una forma más defensiva. pic.twitter.com/sQzGL9J8pp
— WookieeNews (@WookieeNews) June 30, 2021
La ira invadió Obi-Wan y en cuanto tuvo la oportunidad se lanzó hacia el Zabrak. La arrolladora fuerza del Juyo practicado por el Zabrak superó las defensas de Kenobi, quien durante el enfrentamiento pagó las carencias defensivas de su Ataru. El Padawan solo pudo salvarse de la eterna caída a las profundidades del pozo de residuos agarrándose a un saliente. Tal y como le enseñó su maestro, se tomó un momento para meditar y analizar su entorno mediante la fuerza, y aprovechándose de la soberbia que distraía la atención del Sith, brincó de nuevo hasta la altura de su rival y atrajo el sable de luz de su maestro, usándolo para mutilar el cuerpo de Maul y hacerle caer por el abismo.
Con Maul fue derrotado, Obi-Wan acudió a auxiliar a su moribundo maestro. Antes de que Qui-Gon expirase su último aliento, Obi-Wan le prometió que entrenaría a Anakin Skywalker. Acto seguido, Qui-Gon Jinn moría en las manos de su aprendiz.
Consecuencias
Obi-Wan fue ascendido a caballero de una forma poco tradicional, sin pruebas, sin ceremonia y sin la orgullosa mirada de su maestro. Pese a las reticencias de Yoda, el consejo finalmente accedió a que Kenobi se convirtiese en el instructor de Anakin Skywalker.
Ya como caballero, Obi-Wan distaba mucho de parecerse a Qui-Gon. Eso si, es innegable que su maestro dejó una profunda huella en él. Esto le otorgó una visión más amplia de la que pudieran tener otros Jedi respetados de su tiempo, como Mace Windu o Luminara Unduli. Todo ello se vio reflejado durante sus misiones de las Guerras Clon, en las cuales mostró una mayor flexibilidad metódica que la de otros miembros de la orden. Esto también quedó claramente demostrado tras la caída de Quinlan Vos al lado oscuro, defendiendo darle una segunda oportunidad al Maestro Jedi en contra de la opinión de todos los miembros del consejo, quienes anteriormente incluso habían propuesto su ejecución.
Obi-Wan cumplió su palabra y entrenó a Skywalker, quien se convirtió en Caballero Jedi cuando apenas tenía 19 años. Sin embargo, el miedo a la pérdida y la manipulación de Darth Sidious, condujeron a su antiguo aprendiz por el camino oscuro. Aquel niño al que Kenobi y su maestro habían rescatado en Tatooine trajo consigo la aniquilación total de la Orden Jedi y sumergió a la Fuerza en la completa oscuridad. Precisamente fue en el planeta desértico donde Obi-Wan pasaría sus últimos 19 años de vida, velando por la seguridad de la única esperanza de la galaxia. Por suerte, no tuvo que pasar sus días de exilio el desierto en la completa soledad.
No hay muerte, existe la Fuerza
Un viejo amigo el camino de la inmortalidad bien ha aprendido, tu antiguo maestro.
Yoda
Poco antes de morir Qui-Gon visitó el planeta Fuente de Vida, donde aprendió la habilidad de hacerse uno con la Fuerza después de la muerte. Su caída en Naboo llegó antes de poder completar su entrenamiento y, en consecuencia, podía mantener su consciencia e interactuar con el reino físico pero no era capaz de manifestarse en forma corpórea.
Hacia el final de las Guerras Clon, Jinn empezó a interactuar con Yoda y le guio en su camino para aprender la habilidad que le había permitido mantener su consciencia después de la muerte. Tras la caída de la Orden Jedi, haría lo propio con su antiguo Padawan mientras este pasaba los días bajo el calor de los soles gemelos de Tatooine.
Con el paso de los años, Qui-Gon trabajó para hallar la forma de expresarse en su forma corpórea. No era una tarea fácil, para ello debía aprender a reclamar el plano físico a la vez que se despegaba de él. Inicialmente no había sido una misión prioritaria para él, pero decidió hacer el esfuerzo tras la caída al lado oscuro de Anakin. De esta forma, Obi-Wan no pasaría solo sus años de exilio. Para poco antes de la destrucción de la Estrella de la Muerte, Jinn ya era capaz de expresarse de una forma plenamente corporal.
De la misma forma que los inicios de su relación, la conexión espiritual entre maestro y aprendiz no fue fácil. Durante los primeros meses de exilio Obi-Wan era incapaz de llevar sus meditaciones a buen término. Tal y como se menciona en la novela de Ahsoka, cuando Obi-Wan se abría a la Fuerza su mente se veía bombardeada por el dolor de las visiones de la Orden 66, la muerte de Padmé y su duelo con Anakin en Mustafar. Sin embargo, poco a poco logró acceder a Qui-Gon.
Al principio la voz de Qui-Gon era débil y apenas recibía una frase de su parte. “Déjalo atrás”, decía su maestro. Sin embargo, esta simple conexión era capaz de devolverle la esperanza al Maestro Jedi en sus horas más bajas. A medida que su práctica aumentaba, maestro y aprendiz pudieron interactuar con mayor asiduidad.
Además de continuar con su entrenamiento, el maestro no dudaba en aconsejar a su Padawan. Eso si, de una forma tan enigmática como siempre. Por encima de todo Qui-Gon estaba orgulloso de su aprendiz. Obi-Wan había perdido a todo aquel a quien alguna vez había amado: su propio maestro; su amada, Satine; su amiga, Padmé; y su aprendiz, Anakin, había afrontado un destino comparado con el cual la muerte hubiese sido un regalo. Y aún así, el Jedi no flaqueó y se mantuvo fiel a su camino, cumpliendo a su perfección la misión de sus años de exilio en el desierto.
Obi-Wan y Qui-Gon hablaron por última vez poco después de que Kenobi rescatase a Luke del ataque de los Moradores de las Arenas, justo mientras el muchacho regresaba a su hogar y lo encontraba arrasado por las llamas. En su última conversación, Qui-Gon se disculpó con su discípulo por haberle cargado con la responsabilidad de entrenar a Anakin cuando apenas era un Padawan. Según el maestro era una tarea que solo estaba al alcance del más grande de los Jedi. Tras un último consejo de parte de Jinn, maestro y aprendiz se despidieron. La próxima vez que ambos se encontrasen sería en el averno de la Fuerza.