Como todos sabréis (en caso de que no, os lo comento yo), The Last Jedi ha recaudado 1.265 millones de dólares desde que se estrenó, es decir, unos 200 millones más que Rogue One y unos 800 millones menos que The Force Awakens. A estas alturas de la película, y sabiendo que aún le queda mucho recorrido a la cinta, creo que podemos afirmar que The Last Jedi es un éxito rotundo en taquilla. Es cierto que el film de JOHNSON ha quedado bastante lejos de la meta conseguida por el de ABRAMS, pero el efecto «diez años sin Star Wars», la nostalgia y, por qué no decirlo, la excelente jugada a nivel de marketing que acompañaron a la primera secuela, contribuyeron a crear una situación excepcional que podría no volverse a repetir y que, en definitiva, disparó la recaudación de The Force Awakens hasta la exosfera.
Ahora bien, ¿debería alegrarnos que The Last Jedi sea la décima película más taquillera de la historia? ¿Deberíamos alegrarnos por su éxito? No, en absoluto.
Cuestión de porcentajes
Yo estoy cambiando las reglas del trato. Reza por que no las cambie otra vez más adelante.
«Disney exigió un 65% del total de la recaudación en taquilla, es decir, un 10% más de lo que usualmente es demandado por los estudios de Hollywood, y proyectar la película durante un mínimo de cuatro semanas.»
El 1 de noviembre de 2017, el Wall Street Journal publicaba un artículo en el que detallaba algunas de las condiciones que Disney imponía a los cines de Estados Unidos para proyectar su película. Dejando de lado los requisitos técnicos solicitados para proyectar la cinta (que son bastante elevados, todo sea dicho), el verdadero escándalo llegó con las nuevas condiciones económicas de la compañía del ratón. La primera de ellas (y tal vez la más impactante), es que Disney exigió un 65% del total de la recaudación en taquilla, es decir, un 10% más de lo que usualmente es demandado por los estudios de Hollywood. La otra condición que quedaba remarcada en este artículo era la obligación de las salas a proyectar la película durante un mínimo de cuatro semanas. En caso que no se pudiera llevar a cabo la proyección durante alguna de las sesiones estipuladas en el calendario, o en caso que se incumpliera alguna de las otras muchas cláusulas (que no vamos a destacar aquí porque no son relevantes para la cuestión que estamos tratando), Disney podría aplicar una sanción que resultaría en un aumento del 5% del total de la recaudación. Es decir, que finalmente se quedaría con un 70% de los ingresos obtenidos en taquilla. Ninguna de estas condiciones se aplicaría en caso que The Last Jedi no llegara a los 500 millones de dólares de recaudación en Estados Unidos (cifra que, a día de hoy, ya ha superado).
Los más avispados os habréis dado cuenta de que estas condiciones perjudican especialmente a los cines más pequeños. Sí, estamos hablando del cine familiar, del único que existe en un pueblo perdido en, por ejemplo, la parte occidental de Kentucky. Para estos cines, y teniendo en cuenta la baja afluencia de espectadores a su, muy probablemente, única sala, no compensa para nada tener una sola película en cartelera durante la friolera de cuatro semanas, por mucho que se trate de The Last Jedi. Es posible que muchos de los espectadores asistan más de una vez al espectáculo galáctico, sí, pero hemos de recordar que Disney se llevará nada menos que el 65% de los ingresos en taquilla. El resultado es sencillo: habrá menos espectadores (o siendo muy optimistas, los mismos) que en un mes corriente, pero te llevarás un 10% menos de lo que sueles recaudar. Dicho en cristiano, estás jodido. Pero lo peor de esta situación es que resulta imposible negarse a la proyección de esta cinta, puesto que en un momento en el que todo el mundo desea Star Wars con todo su ser, optar por otra película sería poco menos que un suicidio. Los habitantes de este pueblo de Kentucky cogerían su Toyota Corolla y se desplazarían hasta el siguiente cine más cercano.
A lo que quiero llegar con todo esto es bastante sencillo: siempre viene bien un jarro de agua fría. Me encanta que Star Wars esté en su momento más pleno, de verdad. Puede que The Last Jedi me haya parecido la peor película de la saga con absoluta diferencia, sí, pero eso no quiere decir que no esté contento con el rumbo de la saga. Los estándares de calidad en lo que respecta a la mayoría de productos se están disparando y de momento los precios no aumentan. Hay más proyectos de peso que nunca encima de la mesa y parece que van a llegar a buen puerto. Pero (y es que la frase de verdad siempre empieza después del «pero»), este éxito de la saga y la euforia colectiva no pueden empañar nuestra visión de la realidad. Disney, Lucasfilm, Electronic Arts o Hasbro —es irrelevante cuál de ellas escojamos— son empresas y, como tales, sus intereses chocan frontalmente con los nuestros, los consumidores. Estas empresas no son nuestras aliadas. Puede que se nos olvide, pero su objetivo es «máximo beneficio, mínimo costo» y no «hagamos cosas guais para que todos sean felices disfrutando de Star Wars».
«Si Star Wars sigue triunfando
de esta forma, muy pronto las políticas de cara al consumidor se endurecerán, o peor aún, los productos recibirán una menor inversión que resultará en una menor calidad.»
Al final, la saga es un negocio y nos hemos de empezar a andar con ojo. Las condiciones impuestas en Estados Unidos con The Last Jedi son abusivas. Suponen una soga al cuello para cualquier propietario de un cine familiar. Y son algo premonitorio. Si Star Wars sigue triunfando de esta forma, muy pronto las políticas de cara al consumidor se endurecerán, o peor aún, los productos recibirán una menor inversión que resultará en una menor calidad. Y dará igual, porque todos querremos ver, leer o jugar a Star Wars. Disney debe fracasar en algún momento, y no veo mejor momento que Solo: A Star Wars Story, el infame spin-off que parece ser que se convertirá en el mayor batacazo de la saga. Las fuentes (cuidado con fiarnos de las fuentes mágicas y anónimas) indican que Lucasfilm se ha dormido en los laureles con esta película, que es consciente de que es desastrosa, pero que aún así ha decidido seguir adelante con ella porque, bueno, venderá igual. Muy a mi pesar, porque adoro a Han Solo, espero que la película no funcione bien. Que Disney tenga pérdidas con ella. Que pierdan por una vez. Porque una pequeña derrota para Disney, puede suponer una gran victoria para nosotros.