Los mandalorianos son una de las culturas de Star Wars que mayor profundidad ha recibido a lo largo de los años. Eso, y su cierto halo de misticismo, también los ha convertido en una de las más populares. Los mandalorianos no entienden de especies ni de lugares de origen; para ellos, un individuo es definido por sus hechos, y no por lo que dicta un accidente de nacimiento. Pero, ¿Cuál es el origen de su cultura? ¿Y qué es lo que convierte a un individuo en mandaloriano? Esas son preguntas a las que algunas enciclopedias y libros de referencia del Universo Expandido nos ofrecen una respuesta.
Lo cierto es que los progenitores de los mandalorianos eran taungs, una especie reptiliana nativa de Coruscant. Cientos de miles de años antes de que dicho planeta se convirtiera en la perpetua jungla de acero que todos conocemos, los taung entraron en guerra con los humanos de los Batallones de Zhell, quienes resultaron vencedores y los expulsaron de su dominio. Los clanes supervivientes se convirtieron en nómadas y vagaron por el Borde Exterior durante milenios, exterminando a las poblaciones de los mundos que se hallaban en su trayecto para posteriormente seguir su camino.
Alrededor del 7000 ABY, liderados por Mandalore el Primero, los taung llegaron a un planeta poblado por temibles bestias conocidas como mitosaurios, a las cuales domaron y acabaron extinguiendo. Ese fue su destino final. Se asentaron en el planeta y lo nombraron en honor al guerrero que los condujo a ese nuevo hogar, Mandalore, y consecuentemente, los taung pasaron a adoptar el nombre de mandalorianos o Mando’ade, que en nuestra lengua significa «Hijos de Mandalore».
La sociedad de estos recién nombrados mandalorianos se basaba en varios pilares fundamentales: el honor, el clan, la familia y la guerra. Y es que, durante milenios, asaltaron y conquistaron cientos de mundos en las cercanías de Mandalore, anexionándolos al Espacio Mandaloriano. Posteriormente, esto los condujo a entrar en conflicto directo con la República y los jedi. En tiempos de las Guerras Mandalorianas, su nuevo líder, Mandalore el Máximo, recibió una visión que lo motivó a cambiar el rumbo de su pueblo para siempre; los mandalorianos de sangre taung estaban condenados a la extinción. Es por eso que, para preservar su legado, decidió permitir que cualquier guerrero, sin importar su especie o procedencia, pudiera ser considerado mandaloriano siempre que adoptaran sus costumbres y creencias.
Poco tiempo después los mandalorianos taung se extinguieron, pero su herencia siguió prosperando en los nuevos guerreros que abrazaron el Resol’nare, o también conocido en nuestra lengua como las seis acciones, el nombre que le han otorgado los mandalorianos a sus deberes como miembros de esta cultura:
- Usar la reconocible armadura mandalorina.
- Hablar el Mando’a (idioma de los mandalorianos).
- Defenderse a sí mismos y a la familia.
- Criar a sus hijos como mandalorianos.
- Contribuir al clan que pertenezcan.
- Unirse a la causa del Mandalore cuando se les convoca.
Si se quería ser considerado por los demás como un mandaloriano de verdad, por obligación debían acatar esta serie de normas. Los mandalorianos que no cumplieran estas directrices serían denominados comúnmente como dar’manda, haciéndolos ver así como personas deshonrosas y carentes de alma mandaloriana, con lo cual sus almas no podría viajar al «cielo» mandaloriano, conocido entre ellos como el Manda.
Como tal, los mandalorianos dejaron de ser religiosos con el paso del tiempo, pero siguieron teniendo la creencia de que el alma era lo que les hacía ser personas. De hecho, ellos creían que el cuerpo era simplemente un utensilio para llevar a cabo acciones; lo importante era el destino que tendrían sus almas en el Manda.
Uno de los padres siempre tenía la obligación de enseñar a sus hijos, con el paso del tiempo, la importancia del Resol’nare para el pueblo mandaloriano. Así todo miembro de este pueblo siempre tendría en cuenta lo que verdaderamente implica ser un mandaloriano de verdad. Pero desgraciadamente, pasado un tiempo (en la continuidad de leyendas) el Resol’nare se perdería en los ecos del tiempo por todos los conflictos armados y cambios tan abruptos que sufrió la cultura mandaloriana. Ya fuese por las guerras Vong o porque en la época de Legado volvieron a enfocarse en ser mercenarios.