El Imperio Infinito, la historia de los invasores Rakata

La República, el Imperio Sith, el Imperio Galáctico, la Primera Orden, la Nueva República, el Imperio Fel,… a lo largo de toda la saga, tanto en el nuevo canon como en el Universo Expandido, hemos conocido a grandes gobiernos que han logrado expandir su influencia en gran parte de la galaxia. La mera existencia de un gobierno pangaláctico no hubiera sido posible sin el viaje hiperespacial, cuyo descubrimiento permitió conectar sistemas separados por miles de años luz de distancia en un corto espacio de tiempo.

Sin embargo, lo cierto es que mucho antes de dicho descubrimiento y de la fundación de la Antigua República, existió una especie que logró ampliar sus fronteras desde su origen, en las Regiones Desconocidas, hasta el Núcleo Profundo, gracias al poder del lado oscuro de la Fuerza. Hablamos ni más ni menos que de los Rakata, quienes reinaron gran parte de la galaxia llamándose a si mismos el Imperio Infinito. Un gobierno más cruel que el Imperio de Darth Sidious y cuya influencia marcó gran parte del futuro de la galaxia.

Cabe remarcar que toda la información recopilada a continuación pertenece a la cronología del Universo Expandido, actualmente conocido como Legends. Los Rakata y el Imperio Infinito fueron introducidos en el clásico videojuego Star Wars: Caballeros de la Antigua República (2003), y años más tarde se exploró su origen y su caída en la serie de cómics Amanecer de los Jedi. Estos dos productos han sido las fuentes principales usadas en la redacción de este artículo. Sin más dilación, repasemos la historia del primer gran gobierno de la galaxia.

El nacimiento de un imperio

Antes de desentrañar la historia de los Rakata es necesario introducir, en primer lugar, a los responsables del nacimiento de su imperio: los Kwa. Lo poco que se conoce de esta especie antigua proviene de holocrones que han sobrevivido al paso de los años, pues prácticamente todos sus miembros cayeron víctimas de su propia creación milenios antes siquiera de la formación de la República, y sus pocos supervivientes acabaron involucionando hasta convertirse en meros reptiles semi-inteligentes en su Dathomir natal.

Si por algo destacaban los Kwa, era por su increíble tecnología, su fascinación por el universo y por la propia Fuerza. Deseosos de explorar las estrellas, crearon unas auténticas maravillas tecnológicas conocidas como las Puertas del Infinito, portales capaces de teletransportar a un individuo al instante a prácticamente cualquier parte de la galaxia, aunque también podían ser usadas como superarmas. A través de ellas exploraron sector tras sector, llevando la civilización a cientos de especies.

Más de 36.000 años ABY los Kwa llegaron a Lehon, donde entraron en contacto con los Rakata, una especie altamente sensible a la Fuerza. De la misma forma que hicieron en otros cientos de mundos, se convirtieron en sus guías, ayudándoles a comprender su poder y a desarrollar su tecnología. Sin embargo, los Kwa desconocían la verdadera naturaleza de los Rakata.

La Batalla de Lehon, «Amanecer de los Jedi: Prisionero de Bogan #4».

Tal y como los propios Kwa acabarían descubriendo por las malas, los Rakata eran una especie que vivía solo para conquistar y destruir. Su crueldad llegaba hasta el punto de practicar el canibalismo. En consecuencia, la especie tenía una tendencia natural hacía el lado oscuro de la Fuerza, de forma que a la larga ignoraron las plegarias de equilibrio de los Kwa.

Así pues, los Rakata combinaron esta naturaleza con la tecnología de los Kwa para lanzar campaña de conquista en las Regiones Desconocidas. Su objetivo eran principalmente mundos ricos en la Fuerza, donde esclavizaban a su población. El motivo de esta fijación fue ni más ni menos que los Rakata desarrollaron una tecnología alimentada por el lado oscuro. A través de la tortura, lograban inducir el miedo y odio en sus esclavos y su avanzada maquinaria drenaba esa energía para propulsar sus los motores de sus naves, lo cuales fueron una especie de precursor de los hiperpropulsores. Gracias a ello, lograron ampliar la región bajo su control, denominándose a sí mismos como el Imperio Infinito.

Esclavos de los Rakata siendo torturados para drenar su poder, «Amanecer de los Jedi: Prisionero de Bogan #4».

Su ambición por seguir expandiendo su imperio les condujo a volverse contra sus mentores en pos de adquirir el secreto de las Puertas del Infinito. Su negativa desató la sangrienta Batalla de Lehon, donde muchos Kwa murieron conteniendo a los nativos hasta que lograron destruir la Puerta del Infinito del planeta. Avergonzados por su creación, los Kwa destruyeron la mayoría de los portales de la galaxia y se retiraron a su mundo natal, aunque establecieron una colonia en Tython.

Moldeando la galaxia

Hacia el 30.000 ABY el Imperio Infinito llegó a su cénit de expansión, llegando a alcanzar unos 500 mundos ricos en la Fuerza por toda la Galaxia. En todos ellos instalaban Mapas Estelares, dispositivos holográficos fabricados como monumentos a la gloria de su imperio que mostraban un mapa con todos los planetas bajo su dominio. Claro está, mantener el orden en tan extenso territorio requería de una infraestructura de la que, en un principio, los Rakata no disponían. Con ese propósito construyeron la Forja Estelar. Esta estación espacial era un astillero que, alimentado con el poder del lado oscuro extraído de sus esclavos y la energía drenada de la estrella de su sistema, permitía construir naves, droides y otros tipos de maquinaría de guerra a un ritmo y una cantidad inimaginables.

Construcción de la Forja Estelar sobre Lehon. Esta imagen iba a ser incluida en la novela «Star Wars: History of the Old Republic», que acabó siendo cancelada.

Para dominar su vasto territorio también establecieron una jerarquía militar. El líder del Imperio Infinito recibía el título de Predor Supremo. Bajo su mando se encontraban los Predor, señores de la guerra que lideraban la expansión, y en un rango inferior, los Subperdor, los comandantes de sus ejércitos. Cuando un Predor conquistaba un nuevo mundo, tenía derecho a convertirse en su gobernante y a usar a sus habitantes como esclavos. En el nivel inferior, solo por encima de los esclavos, se encontraban los cazadores de carne, individuos de castas menores mutados y criados a millares como soldados, hambrientos de matar y devorar. Paralelamente a estas castas guerreras se encontraban los sacerdotes, sabios y eruditos que se encargaban de los asuntos de gobierno.

Tanto los Rakata como sus sabuesos empleaban los sables de Fuerza, una arma que al ser activada mediante el lado oscuro emitía un haz de energía canalizado por un cristal.

Una de las herramientas claves de los Rakata a la hora de expandir su imperio fueron los sabuesos de la Fuerza, esclavos entrenados en el lado oscuro para rastrear nuevos planetas ricos en la Fuerza. Eran seleccionados de entre los niños más poderosos de los planetas conquistados. Sus amos los criaban en soledad y los hacían luchar entre ellos para sobrevivir de forma que, con el tiempo, se volvían tan despiadados como los propios Rakata. Llegados a la adolescencia, los más fuertes eran volvían a ser enfrentados entre ellos y los vencedores eran adoptados por su Predor. Un dato que destaca la crueldad de los Rakata es que los sabuesos recibían el tatuaje de una letra del aurebesh en su rostro. De esta forma, si caían en batalla, su Predor podía reclamar su cuerpo para darse un banquete.

Todo esto les permitió llegar y esclavizar a mundos ricos en la Fuerza muy distantes entre sí, tales como Kashyyyk, uno de los primeros mundos de la galaxia conocida en caer en su poder; Dathomir, el mundo natal de sus mentores; Korriban, Dantooine o Belsavis, en el Borde Exterior; Manaan, en el Borde Interior; Coruscant, el planeta nativo de la especie humana; o Byss, en el Núcleo Profundo, donde establecieron una de sus bases.

Mapa del territorio abarcado por el Imperio Infinito según la guía Star Wars: The Essential Atlas.

Obviamente los nativos de estos mundos plantaban cara a los invasores, pero a fin de cuentas no eran rivales para la avanzada tecnología de unos Rakata que, de darse el caso, no tenían remordimientos en arrasar el planeta entero. Según una entrada en el códex del SWTOR, sólo una especie conocida como los Esh-kha osó cuestionar su dominio conquistando algunos de sus mundos. Sin embargo, el Imperio Infinito acabó aniquilándolos, y los cientos de miles de supervivientes fueron encarcelados en el mundo prisión de Belsavis.

Un imperio no tan infinito

Cerca del 25.800 ABY los Rakata se vieron afectados por una plaga de origen desconocido, en muchos casos mortal, que se expandió con rapidez entre su especie. Pese a sus bajas el imperio se mantuvo firme, pero pronto dieron cuenta que la enfermedad provocaba que los supervivientes perdieran su conexión con la Fuerza, lo cual, dado que toda su tecnología se basaba en el lado oscuro, podría acabar siendo catastrófico.

Xesh, sabueso de la fuerza de los rakata, en su llegada a Tython. Amanecer de los Jedi: Tormenta de la Fuerza #2.

Por suerte, un halo de esperanza se abrió para ellos cuando, poco después de la conquista de Tatooine, uno de sus sabuesos de la Fuerza localizó un mundo en el Núcleo Profundo. Se trataba de Tython, y no era como ningún otro planeta dentro del imperio, si no que era poderoso en sí mismo en la Fuerza. Precisamente, según el líder del Imperio Infinito en esa época, el Predor Skal’nas, una antigua leyenda postulaba la existencia de un mundo tan rico en la Fuerza cuya energía sería capaz de renovar a los Rakata el día que la Fuerza les fallara, un mundo que, además escondía una de las últimas Puertas del Infinito.

Sin embargo, Tython tenía la dificultad añadida de que estaba defendida por sus propios guardianes: la Orden Je’daii, un culto de seres sensibles a la Fuerza dedicado a estudiar sobre sus misterios y a mantener el orden en su sistema. Con el objetivo de conocer al enemigo, Skal’nas mandó al mejor sabueso del imperio, un humano llamado conocido como Xesh (nombre de la equivalente a la letra «X» en aurebesh), a infiltrarse entre sus filas. Para ello, Skal’nas bloqueó su memoria de forma que al ser adoptado por los Je’daii, estos no fueran capaces de sonsacar sus verdadero propósito.

Las flota Rakata antes de la invasión de Tython, Amanecer de los Jedi: Prisionero de Bogan #5.

Los planes de los Rakata no salieron como esperaban. Xesh eventualmente se unió a los Je’daii, con los que conoció una perspectiva mucho más amplia de la Fuerza, y acabó sobreponiéndose a gran parte de sus bloqueos de memoria. Con lo cual, gracias a él y a un Je’daii renegado llamado Daegen Lok, los tythanos se prepararon para la futura invasión. De hecho, Xesh les enseñó a construir y a blandir los sables de fuerza. Consciente del fracaso, Skal’nas infiltró a otro de sus sabuesos entre sus filas, esta vez con éxito, y pocos meses después empezó el asalto.

La Guerra de la Fuerza y el colapso del Imperio

El conflicto conocido como la Guerra de la Fuerza duró poco más de un año. El ejército del Imperio Infinito reclamaron los planetas más alejados del sistema e hicieron un primer ataque sobre Tython, pero fueron rechazados por las fuerzas combinadas de los Je’daii y los mundos colonizados. Tras recuperar el mundo de Shikaawa, los tythianos planearon atacar el centro de mando de los invasores en Ska Gora. Sin embargo, gracias a su espía los Rakata les tendieron una trampa, obligándolos a retirarse de la sangrienta batalla.

Durante el conflicto, Xesh fue capturado, torturado y puesto de nuevo al servicio de los Rakata. Fue entonces cuando los invasores lanzaron su ataque definitivo sobre Tython y Skal’nas usó las habilidades de su sabueso para encontrar la Puerta del Infinto, pero para su desgracia las cosas no salieron como esperaba. Cuando tenía el universo a su merced, su sabueso de la Fuerza se redimió y puso fin a su vida. Además, los Je’daii lograron activar un antiguo holocrón de los Kwa, el cual a su vez activó un mecanismo de defensa de los Tho Yor, las enormes naves que trasladaron a los Je’daii a Tython milenios atrás, que acabó por destruir la flota de los Rakata.

Batalla de Tython, «Amanecer de los Jedi: la Guerra de la Fuerza #5».

Tras la aplastante derrota, el Imperio Infinito huyó del Sistema Tythan. Sin líder, la naturaleza agresiva acentuó las luchas internas entre Predores que no hicieron más que diezmar sus fuerzas, y con el paso de los siglos, la plaga acabó por cortar del todo su conexión con la Fuerza. En consecuencia, perdieron la capacidad de manipular su avanzada tecnología y, por tanto, su dominio sobre sus mundos. Este hecho fue lo que impulsó a las especies esclavizadas a rebelarse contra sus amos y lograr la libertad. Obligados por las circunstancias, en el 25.200 ABY los Rakata se retiraron a Lehon.

Varias facciones de Rakata comenzaron en Lehon una devastadora guerra civil por el control del planeta, lo cual desembocó en la destrucción de todas las ciudades y convirtió la superficie en un archipiélago. En este contexto, los pocos supervivientes acabaron involucionando a grupos tribales primitivos. Solo una facción conocida como Los Ancianos, descendientes de una casta de sacerdotes del Imperio Infinito, logró perpetuar la historia sobre el auge y caída de su especie. Con el paso de los milenios, los Rakata se extinguieron del todo.

Los Rakata de Lehon durante la Guerra Civil Jedi en un concept art oficial de «Star Wars: KOTOR».

Su impacto en la historia galáctica

Tras más de 10 milenios de dominio galáctico los Rakata dejaron una huella enorme en la historia galáctica. Su impacto en los mundos colonizados cambió su ecosistema para siempre, sellaron el destino de decenas de especies, y el estudio de su tecnología permitió avances enormes en la civilización:

Tal y como el propio Revan descubriría unos 30000 años después, uno de los primeros mundos conquistados por el Imperio Infinito en la galaxia conocida fue Kashyyyk. Los Rakata decidieron usar el mundo de los Wookiees como una especie de laboratorio e instalaron una maquinaria para terraformar su superficie. Sin embargo, tras la caída del imperio su ordenador central falló, provocando un mal funcionamiento de la maquinaria que derivó en el hipercrecimiento de la vegetación del planeta, dando lugar a los enormes árboles wroshyr donde los nativos acabaron estableciendo sus ciudades.

Kashyyyk no sería tal y como lo conocemos de no ser por la acción de los Rakata.

Tal y como recogería milenios más tarde Sorzus Syn en el Libro de los Sith, alrededor del 28.000 ABY, los Rakata descubrieron el planeta Korriban y a los Sith de pura sangre. Ambas especies entraron en guerra por el control del planeta, la cual terminó con la vida del rey Adas, el Sith’ari. Finalmente, los Sith lograron expulsarlos cuando cayó el imperio, y usaron la tecnología dejada por los invasores para expandir su raza a los sistemas adyacentes. Los Sith también aprendieron a crear sus propios holocrones a partir de los de los Rakata, quienes a su vez conocieron estos dispositivos gracias a los Kwa.

Uno de los últimos mundos conquistados fue Tatooine. Por aquel entonces era un lugar próspero y exuberante, principalmente cubierto por océanos. Las zonas de tierra estaban cubiertas por vegetación, y entre ella se erigían grandes ciudades de rascacielos de cristal. Sin embargo, cuando los Rakata perdieron su conexión con la Fuerza los nativos, unos bípedos conocidos como Kumumgah, se rebelaron. En represalia, el Imperio Infinito esterilizó el planeta, convirtiendo su superficie en un desierto. Los nativos se refugiaron en las cuevas de los Eriales de Jundland, y cuando salieron, su hogar había cambiado por completo. Con el tiempo, acabaron divergiendo en dos especies distintas: los Tusken y los Jawa.

Tatooine antes de su esterilización, Amanecer de los Jedi: Tormenta de Fuerza #1.

Debido a su vasto dominio, los Rakata fueron responsables de la dispersión de algunas especies a lo largo de la galaxia. Cuando llegaron a Dathomir se reencontraron a los Kwa y los exterminaron casi al completo, quedando los supervivientes reducidos a meros lagartos. Además, quedaron fascinados con los enormes rancor, los cuales importaron a otros mundos del imperio tales como el propio Lehon o Gamorr.

Tras la caída del Imperio Infinito los mundos esclavizados estudiaron la tecnología de los Rakata. Analizaron las bases de sus motores propulsados por la Fuerza y lograron encontrar otras fuentes de poder, dando lugar a la creación de los primeros hiperpropulsores. El descubrimiento del viaje hiperespacial permitió establecer alianzas comerciales entre sistemas que, sobre el 25.000 ABY, dieron lugar a la fundación de la República. Además, estudiando los principios básicos de los sables de fuerza de los Rakata, la Orden Je’daii desarrolló los primeros sables de luz, los cuales se convertirían en las nobles armas de sus predecesores, los Jedi.

Batalla de Rakata Prime, «Star Wars: KOTOR».

En el 3.957 ABY, Darth Revan y Darth Malak fueron enviados por el Emperador Vitiate a buscar la Forja Estelar, ubicada sobre Lehon. Los Lores Sith lograron engañar a los Rakata para descubrir sus secretos y usaron la estación para proveer armas y naves al Nuevo Imperio Sith, las cuales usaron para atacar a la República en la Guerra Civil Jedi. 2 años más tarde, el redimido Revan condujo a los Jedi a la victoria en la Batalla de Lehon, poniendo fin al conflicto y destruyendo el último reducto del legado del Imperio Infinito.